martes, 8 de julio de 2014

Bicheando en Gredos


El puerto del Pico es un amplio paso que separa los macizos oriental y central de Gredos y que al ser un collado muy abierto, constituye un pasillo de dirección obligatoria en el que se encajonan los vientos serranos, convirtiéndose en un incómodo lugar los días que soplan fuertes rachas del Norte.

Hacia el Este, preside el puerto del Pico el majestuoso Torozo, de 2.026 metros de altitud y que muy cerca del collado es el que da nombre al puerto (del pico... Torozo). Esta mole granítica muestra su mayor espectacularidad en los vertiginosos precipicios de sus caras norte y sur, siendo más suaves sus laderas en el sentido Este-Oeste que marca su cresta cimera. 

El Torozo (2.026 m) desde el puerto del Pico

En los piornales de la cara oeste del Torozo, es abundante esta curiosa planta: el espárrago de lobo (Orobanche rapum-genistae), una planta parásita, carente de clorofila, que en lugar de emplear energía en fabricar sus propios metabolitos, invierte mucha menos en robárselos a los incautos piornos.

Espárrago de lobo (Orobanche rapum-genistae)

Hacia el Oeste se alza el macizo central de Gredos, al principio elevándose en unas sierras de silueta rectilínea y modestas altitudes, para después descomponerse en un desorden de mil demonios en la cresta de los Galayos y empinarse hasta casi 2.400 metros en el pico de La Mira.

Desde el puerto tomé esta curiosa fotografía en la que se ven nubes en tres estratos diferentes. Lamiendo la montaña, los cúmulos, nubes bajas y típicamente aborregadas, por encima los altocúmulos, nubes descompuestas en atractivos rizos y mucho más arriba, ya en el punto de congelación de las gotas de agua que las componen, se aprecia una tenue capa de cirroestratos terminando de adornar el conjunto.

Cúmulos, altocúmulos y cirroestratos sobre el risco del Duque (1.760 m)

La vegetación de Gredos ha sido profundamente transformada por la mano del hombre. Muchas de las formaciones forestales naturales, como los melojares, han sido eliminadas en detrimento de los pinares de repoblación de pinos silvestres, pinos laricios y pinos resineros. 

Cabezo del Cervunal, Los Galayos y La Mira desde el collado de la Centenera
Entre los escobones, vimos esta especie de ajo relativamente escasa en Gredos, pues es característica de zonas de menor altitud: el ajo de cigüeña o ajo montesino (Allium sphaerocephalum), cuyas vistosas inflorescencias hacen que esta especie se use frecuentemente en jardinería.

Ajo de cigüeña o montesino (Allium sphaerocephalus)




















A comienzos del verano ya empiezan a escasear en muchas zonas bajas las flores que nutren de alimento a muchos insectos, lo que hace que muchas especies de mariposas y escarabajos se concentren alrededor de aquellas plantas de floración más tardía o con una mayor plasticidad en su antesis, como si se tratara de las concentraciones de grandes herbívoros en torno a las pequeñas charcas que preceden a la época lluviosa en el corazón de África.


Pandora (Argynnis pandora)





La pandora (Argynnis pandora), de la familia Nymphalidae se diferencia de su congénere, la nacarada (A. paphia) por un destello carmesí en el reverso de su ala anterior, que se aprecia muy bien en la siguiente fotografía. Respecto a otras especies del género, las dos mencionadas presentan unas características venas plateadas en el reverso de sus alas posteriores que son sustituidas en el resto de especies por unos conspicuos lunares, también plateados.  

Pandora (Argynnis pandora) libando en una viborera (Echium vulgare)
Se trata de una especie muy territorial, cuyos machos pueden llegar a agredirse para defender sus zonas de alimentación y reproducción. Los adultos liban sobre todo en cardos, viboreras y flores de zarzamora, aunque las orugas tienen una planta nutricia muy distinta: las violetas. 

Pandora (Argynnis pandora) libando en un mar de viboreras (Echium vulgare)

Otra especie a la que pudimos ver disputando los últimos trofeos florales de la primavera es la ortiguera (Aglais urticae), que ya fue protagonista en este blog al ser fotografiada a 3.500 metros en el macizo del Mont Blanc. Así es la naturaleza, rutinaria pero caprichosa, sorprendente en su previsibilidad y casi siempre cargada de evidencias indescifrables a nuestros ojos.

Ortiguera (Aglais urticae)
Al igual que la pandora, la ortiguera es otra de las casi 100 especies de la familia Nymphalidae  que habita en la España. La ortiguera ha heredado su nombre de las larvas que sienten predilección por las hojas de ortiga. Un áspero manjar que hace menos atractiva si cabe a una oruga de por sí, bastante urticante. 

Ortiguera (Aglais urticae)
Sin salir de la familia Nymphalidae, la banda acodada (Hipparchia alcyone) es otra especie serrana, cuyo reverso marcadamente críptico (el que se ve en la siguiente fotografía), contrasta con la coloración de su anverso, negro chocolate atravesado por una fulgurante banda blanca en una versión luminosa y engalanada de la parte inferior del insecto, lo que en conjunto conforma un inesperado mecanismo de defensa para evitar a toda costa que el animal se convierta en presa.

Banda acodada (Hipparchia alcyone)
No sólo cambiamos ahora de familia sino también de orden, porque aunque el extraterrestre que actúa a continuación podría parecer un lepidóptero, se trata en realidad de un Neuróptero, es decir, un pariente próximo de las hormigas león y las crisopas. Este orden toma el nombre de la característica principal de sus integrantes: sus alas membranosas y surcadas por un intrincado laberinto de venas cruzadas. Los neurópteros también podrían recordar a una libélula pero al contrario que los odonatos, los neurópteros las pueden plegar en tejadillo sobre el cuerpo.

Nemoptera bipennis
Nemoptera bipennis es el neuróptero más fácil de identificar por sus extravagantes alas posteriores claviformes. Pero incluso antes de fijar la atención en sus alas, su vuelo perezoso y errático llama poderosamente la atención. Recientes estudios apuntan a que estos apéndices desproporcionados podrían tener una función defensiva siendo ofrecidos a los potenciales depredadores para proteger las partes vitales del animal, al igual que hacen las lagartijas gracias a la autotomía de su cola.

Nemoptera bipennis

Es una especie endémica de la península Ibérica y hasta hace poco se desconocía por completo su ciclo vital. Víctor Montserrat, al frente de investigadores de la Universidad Complutense, lo han estudiado recientemente para lo que han tenido que capturar hembras grávidas y posteriormente hacer un exhaustivo seguimiento de los huevos y de las larvas. Así, este trabajo tan inmenso como la pequeñez de los entes estudiados ha desvelado sorprendentes cuestiones sobre la vida privada del nemoptera como un alto índice de canibalismo en sus larvas o que éstas se alimentan de larvas de hormigas (mirmecofagia) para lo que pueden mimetizarse químicamente con sus víctimas para ser transportadas por los infelices adultos dentro del hormiguero y no ser atacadas por la colonia tras el banquete. Aquí dejo una foto del monstruoso aspecto de la larva del nemoptera, procedente precisamente de los estudios de Víctor Montserrat Nuevos datos sobre algunas especies de Noemoteridae y Crocidae (Insecta: Neuroptera) publicado por Monserrat en Heteropterus Revista de Entomología.


Larva de Nemoptera bipennis. Fuente: Víctor Montserrat


Hacia el este del puerto del Pico, los descarnados cresteríos del Torozo y del Cabezo de Mijares, con 2.190 metros el pico más alto del macizo oriental de Gredos, caen con suavidad a los valles ondulados esculpidos por la cuidadosa acción del agua, un modelado fluvial que confronta con la dureza y el caos salvaje del modelado glaciar que comienza a imponerse desde los Galayos al Calvitero en los macizos Central y Occidental. 

El macizo del Torozo y la sierra del Cabezo

Al terminar la excursión tuve que apear del taxi de mi mochila a este imprevisto viajero, Chalcophora marianauno de los mayores bupréstidos del Paleártico. Para viajes, los que a veces emprenden sus larvas, que son xilófagas y viven en galerías excavadas dentro de la madera de los árboles (esta especie en los pinos) y que, a veces, pueden ser transportadas a otros países por el comercio maderero lo que provoca un indeseable tránsito de especies potencialmente peligrosas para la biodiversidad e incluso la economía del país receptor, como ha sucedido con el tristemente famoso caso del picudo rojo, azote de las palmeras en el levante español.

Chalcophora mariana en mi inseparable mochila