jueves, 18 de septiembre de 2014

Circo de Peñalara

El pasado 26 de agosto subí a vivaquear a la laguna de Peñalara, a 2.000 metros de altitud en el macizo montañoso de mayor altitud de la sierra de Guadarrama. La idea era observar y fotografiar aves del ámbito más alpino de la Comunidad de Madrid pero no tuve mucha fortuna debido a un incesante viento que azotaba las crestas rocosas de las cumbres y que arremolinaba las nubes en los riscos dejándolas aglutinarse y adoptar la forma oscura y peligrosa de una tormenta. Este hecho me hizo pasar una noche verdaderamente incómoda y llena de preocupación y por la mañana el viento barría las aves de mi vista. No obstante vivaquear en la montaña es una experiencia que siempre merece la pena. Las incomodidades y carencias que se viven en un vivac son una cura de humildad que te hacen apreciar mucho más las comodidades de las rutinas del día a día. La belleza de la naturaleza que se puede contemplar en el cielo estrellado o en la danza de las nubes y la luz cuando rompe el amanecer son tan fascinantes que hacen que pronto te olvides de esas comodidades.       

Persiguiendo a un bando enorme de ruidosos y huidizos zorzales charlos, me encontré esta gigantesca mantis religiosa de madera de pino silvestre oteando el circo de Peñalara


Cabras monteses en el circo de Peñalara. Cada vez son más frecuentes en Guadarrama pero no recuerdo haberlas visto nunca justo alrededor de la laguna. Mala suerte para las poblaciones de flora con un estado de conservación deficiente por la presión que ejercen en su pastoreo


Hepática blanca (Parnassia palustris), una vistosa especie que medra en las turberas que rodean la laguna de Peñalara


La laguna de Peñalara al amanecer. En el macizo de Peñalara se encuentran las mejores muestras de glaciarismo de la sierra de Guadarrama.



Espectacular cara norte de las Cabezas de Hierro, que forman parte de la Cuerda Larga y que cierran el valle del Lozoya por el Sur. En la fotografía se aprecian los grandes desniveles de la cabecera del valle donde nace el arroyo de la Angostura, principal afluente en el curso alto del río Lozoya.


Acentor común (Prunella modularis), una de las aves típicas de los piornales oromediterráneos de Guadarrama. Estas aves pronto comenzarán sus migraciones parciales a zonas de menor altitud y con mayor disponibilidad de recursos tróficos que las nevadas cumbres de Guadarrama.


Esta es una de las pocas collalbas grises (Oenanthe oenanthe) que pude atisbar en la lejanía. El plumaje postnupcial de los machos es mucho menos característico que el de los ejemplares con la librea nupcial pues adopta unos tonos mucho más crípticos. Al igual que los acentores comunes, las collalbas grises realizan migraciones otoñales pero en este caso de mucha mayor entidad, al ser una especie transahariana que pasará el invierno al sur del desierto del Sáhara.


Campanula herminii es la campanilla más abundante de los hábitats oromediterráneos del macizo de Peñalara, siendo muy característica de cervunales, turberas y piornales.


Llamativos pelos glandulares en los escaramujos de un rosal silvestre (Rosa villosa)


Detalle de la flor de un clavel silvestre (Dianthus deltoides)


Un hecho que me produjo una gran consternación fue ver en pleno Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama esta torre de alta tensión con una estructura terriblemente peligrosa para las aves pues está rematada en su parte superior de aisladores rígidos y puentes flojos que presentan un alto riesgo de electrocución para especies de gran envergadura.