jueves, 11 de abril de 2013

Tras la pista de los esquivos piquituertos


La semana pasada me dijeron un lugar del monte Abantos donde ver piquituertos (Loxia curvirostra) con relativa facilidad. Así que hasta allí me dirigí y obtuve buenos resultados, como se puede deducir del buen puñado de fotografías que me traje y de la que expongo en el blog una pequeña muestra.


Macho de piquituerto posado en un cedro del Atlas (Cedrus atlantica) especie arbórea que procede de dicha cordillera norteafricana y que, por  tanto, no es autóctona en la península Ibérica si bien se encuentra habitualmente plantada en parques, jardines o incluso en el medio natural, como es el caso de Abantos. La principal características de los piquituertos es su pico cruzado formando una pinza, potente y hábil a partes iguales con la que se ha especializado en extraer los piñones de las coníferas.


Los piquituertos tienen un acusado dimorfismo sexual. Los machos son de un llamativo color rojo anaranjado y las hembras, como sucede con la mayoría de los fringílidos, son de tonos más discretos, en este caso, de un apagado verde amarillento.


Los individuos juveniles son más discretos todavía y adoptan tonalidades grisáceas con estrías longitudinales en el cuerpo, lo que les hace pasar más inadvertidos que los adultos, patrón habitual en numerosas especies para evitar la depredación y aumentar la tasa de supervivencia en el momento más sensible de su desarrollo.


Un macho y un juvenil de piquituertos otean desde su posadero en un joven cedro del Atlas. Estas aves habitan en una amplia gama de hábitats desde el nivel del mar hasta los pinares subalpinos de muchas sierras de la península Ibérica, siendo su principal factor limitante la disponibilidad de alimento. Los piquituertos son migradores parciales que se desplazan entre zonas de distinta altitud dependiendo de la estación del año, buscando siempre optimizar los esfuerzos en la búsqueda de alimento. 


Macho de piquituerto posado sobre un cedro del Atlas en el que se aprecia un piña y los ejes erectos que sujetaban las escamas de otras dos. Las piñas de los cedros tienen forma de tonel y poseen la pecularidad de que los piñones junto con las escamas que los albergan se desprenden de la piña poco a poco dejando en el centro su columna vertebral. No obstante, los piquituertos no esperan a la caída natural de las escamas y trabajan estas piñas a gran velocidad constituyendo en Abantos una fuente de alimento adicional a la que aportan las especies autóctonas de pinos.


Aunque no quitaba ojo a los piquituertos, me entretuve viendo otras especies de avifauna que pasaban por allí como torcecuellos (Jynx torquilla), verderones serranos (Serinus citrinella), cucos (Cuculus canorus) o buitres leonados (Gyps fulvus). También aparecieron 3 águilas calzadas (Hieraaetus pennatus) en su forma clara. Una de ellas realizaba picados y planeos estáticos, casi cerniéndose  en el aire en clara actitud de cortejo nupcial. Se calcula que el 60% de la población española de águila calzada pertenece a la forma clara y el 40% a una más oscura, de tonos más uniformes. 



Rodal de uva de Oregón (Mahonia aquifolium) tapizando el sotobosque de Abantos. Esta planta es una especie exótica de carácter invasor que se utiliza extensamente en jardinería y que cuando escapa del entorno humano puede poner en peligro a la flora autóctona, especialmente a los árboles, arbustos y plantas herbáceas con las que compite directamente. En la esquina inferior derecha de la fotografía se pueden apreciar algunas hojas de hiedra (Hedera helix) a las que la uva de Oregón casi no deja espacio para desarrollarse.



1 comentario:

  1. ¡¡Qué chulada!! ya me contarás si también detectas por dónde andan los pechiazules.

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